Tu Vida en 65'
Hoy he ido a ver, como no, una película en versión original y como es normal en mi me ha costado unos 5 minutos pillarle el tranquillo. Lo curioso del tema es que esta película no tenía subtítulos, ya que su versión era en catalán. Vale, será que no veo la tele en catalán para que me cueste pillarlo, ¿no?, pero lo que pasa es que este idioma lo encuentro tan serio y soso para la comedia que se me ha hecho difícil acostumbrarme a él. Bueno, es mi opinión y realmente el problema lo tengo yo, pero bueno…
La película definitivamente me ha gustado, aunque no ha sido difícil su digestión. Quizás es porque esperaba más de ella, pero yo creo que verdaderamente era porque la sinopsis previa me ha despistado y no me he metido en el guión hasta bien entrado el film.
En efecto y tal como comentan en la crítica, es una comedia que habla sobre la vida, la amistad, los recuerdos, el amor y sobre todo la muerte. Pero yo añadiría algo más: habla sobre las lavadoras y los momentos de intimidad.
Es una película muy simple pero no por ello escasa de medios, aunque hay ciertos diálogos que los encuentro un poco tontos. Si mis amigos y yo nos pusiéramos en una situación determinada seguramente acabaríamos hablando con más profundidad de según que cosas, pero quizás ese es problema, que vemos demasiado mas allá de la superficie y a veces eso no es necesario. Puede que hagan falta más momentos tontos en nuestras vidas para liberar las tensiones que se cuecen dentro de una amistad. Pero la sencillez de los diálogos aun así no deja que se pierdan entre medio partes importantes y trascendentales para comprender el porqué de la película.
Muchas veces uno tiende a sentirse identificado con algún personaje. Este no ha sido el caso, aunque siguiendo con el tema de los diálogos, algunos en concreto sí me han hecho pensar en alguna situación particular. –Me gustaría remarcar que me baso bastante en el estudio de este metraje en los diálogos, porque realmente son la gran fuerza de ésta, junto con la naturalidad en la interpretación de los personajes-. Situación por ejemplo, como cuando hablan sobre el suicidio o la muerte de un ser querido pero intentando no darle esa importancia prohibida que nos ha inculcado esta sociedad, sino como lo mas normal de las cosas. A mi me gusta hablar sobre la muerte con naturalidad y no será la primera vez que con quien hablo se eche las manos a la cabeza al escuchar esa palabra maldita de mi boca y tal como la meto en el contexto. Es algo que estuvo, está y estará siempre presente entre nosotros, queramos o no. ¿Porqué ocultarlo? El nacimiento y la muerte es algo que ineludiblemente le pasa a uno, y siempre por este orden. ¿Porqué no hablar de la muerte con esa facilidad con que lo hacemos del nacimiento y la vida? ¿Por qué no poder hablar de alguien muy cercano a ti que ha muerto sin que piensen que tienes mal gusto y te hagan callar? Hay mucho miedo y mucha frustración. Y más que miedo a la muerte, creo que hay miedo hacia la vida. A darse cuenta de que llevas una vida de mierda y lo rápido que se aproxima la muerte sin darte más tiempo a rectificar. Bueno, este tema tiene suficiente miga como para exponer una reflexión sólo para él, así que en otra ocasión.
El final me ha gustado especialmente. Son de esos finales que no te lo esperas. De hecho creí que se me estaba haciendo largo porque pensé varias veces que yo lo hubiese acabado en ese momento preciso. Pero, al final me he dado cuenta que todo estaba correcto. Es de esos finales en los que acabas saliendo del cine sin saber que ha pasado realmente, con cierta sensación de tristeza, de melancolía, pero en el que has visto que ha habido un verdadero propósito de felicidad y de vida del que has sido contagiado sin darte cuenta.
Y como punto final, ese guiño hacia mi barrio con las escenas del parque…
Abro con esta entrada, una serie dedicada a los momentos mágicos que vivo en el cine. Sobre esas películas que me dan que pensar, que me traen recuerdos, que me hacen llorar o reír. Esas películas que las vivo no solamente mientras las estoy viendo en la gran pantalla, sino que empiezo a saborearlas justo en el momento en que han acabado y salgo por la calle, reflexionando sobre lo que han significado para mí, mientras intento ver la vida desde otro punto de vista.
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