El Cementerio de las Palabras

Hoy de nuevo cerraremos los ojos esperando con devoción una nueva noche ártica y del negro más puro -no como el de la oscuridad sino como el del ébano-. Así nuestros pulmones se anegan en un sueño, que envenena y que sana. Sueños de noches árticas, que envenenan y que sanan. (Cierra los ojos. Escucha en la oscuridad como resuenan las cajas de música. Inténtalas parar.) Nacho Vegas

miércoles, septiembre 26, 2007

RZZ v.7.0

Después de ya hace más de un año de no entrar por allí, y no porque yo no quisiera, decidimos celebrar el triple cumpleaños de Ikki, JJ y un servidor en lo que fue mi templo de la música. Y entonces te das cuenta de que cuando te descuidas, el tiempo lo cambia todo. Cambiaron la zona de entrada, el precio (ahora más abusivo que nunca), las posibilidades de pagar. Ya no se podía fumar en la sala grande ni en la Loft, aunque más de uno nos pasamos por el forro la prohibición. Hasta la música de la sala Pop la encontré más buena de lo que normalmente pinchaban. También cambiaron nuestros hábitos y la ruta que antes salía de forma espontánea, ahora se vio forzada y acabó en la separación desorganizada de dos grupos perdidos. Abrieron una zona exterior que nos creó la confusión y fue el origen del desbarajuste, al ir una gente para allí y los otros para el otro lado. Eso y que ya se empezaba a notar el efecto del alcohol en la sangre. A mi me dio por ser el guardián de la noche y no paré de dar vueltas por todos los locales hasta que conseguí dar con el grupo perdido en la sala de abajo. Allí también me di cuenta de que hasta al “dj” lo habían cambiado de sitio y lo situaron en una posición casi divina, controlando todo el cotarro desde las alturas, seguramente para que no le dieran la paliza con las absurdas peticiones. Al fin todos juntos, pude observar que lo que nunca cambiará en este sitio serán las molestas colillas pegadas en la suela de los zapatos y el asqueroso e infernal sistema de sonido de todas las malditas salas. Hubo un momento en que perdí la capacidad de poder continuar la mínima conversación con nadie porque entre el dolor de oídos y la estridencia de los altavoces era imposible escuchar nada. Así pudimos estar como una media hora y después todo se acabó. Eran las 6 y pico de la mañana y sabiamente Ed comentó que faltaba una canción de La Buena Vida para irnos todos contentos. Lo que si hubo fueron los churros del amanecer y el cansancio general que ya se atisbaba en la actitud del grupo. Todos para casa menos yo que me fui a la playa, a dar una vuelta y sentarme en un espigón. No tenía sueño, todavía. Allí me fume el último pitillo bajo el sordo sonido de las olas golpeando los bloques de hormigón. Allí perdí brevemente la noción del tiempo al conseguir no pensar en nada, hipnotizado por el movimiento del agua formando la espuma. El sol emergía en el horizonte y la actividad de los deportistas más osados se hacía notar en el paseo marítimo. Era hora de marcharse a casa. Después de todo, el tiempo pasa y nos hacemos más torpes, más lentos.

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2 Comments:

Blogger Navegante Errante said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

12:22 a. m.  
Blogger Navegante Errante said...

Para ti, querido amigo, el templo de la música, para mi "The Temple of Love", por muchos y varios motivos. Y uno de entre todos: por mi amor, a la música, por supuesto.
Nisiquiera renqueante o lisiado se me quitan las ganas de bailar en esa sala. ¡Cuántas noches!. ¿tu te acuerdas, años luz, antes de que juntaran todas las salas, cuando íbamos y no había ni un alma?, ¿te acuerdas cuando íbamos y nos no podíamos ni mover?. Llegábamos, hacíamos un hueco en la pista y de ahí nadie se movía, por que uno se podía perder, excepto para ir al lavabo o la barra, a cargar combustible, o en mi caso para navegar por los océanos. Ah...y los torpedos se liaban ahí en medio.
Todo cambia, todos cambiamos, el mundo gira, y ya no tenemos 20 años, ni 25. En tu caso más, viejete ;).
Y si de RZZ habláramos, nos podríamos tirar horas...y con una buena y bien fria belcebú, cuando quieras.
Saludos, desde Egara, o Norteña.

12:32 a. m.  

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