Esplendor y Decadencia
Vuelvo a casa en bicicleta, por esta parte de la ciudad adormecida placidamente. Saboreo, vivo, recuerdo en cada pedaleo el encuentro de hace unos pocos minutos. Y el paladar se me torna un tanto agridulce o nostálgico o indeterminado. Sensaciones de acritud y resquemor que más tarde se me negarán. Frustraciones presentes desparramadas sobre el acero inoxidable de la mesa de una terraza. Ya no queda tiempo ni para beberse tranquilamente una maldita copa sin las prisas impuestas por un inminente cierre del local de turno. Y el humo del purito se desvanece por las fosas nasales en una torpe despedida, intentando recuperar un momento que algunos ansiamos revivir, aunque sea fugazmente, en un encuentro venidero, incierto o imposible.
Ya no existen las ilusiones porque producen un poco de asco. Dan como pereza y quedan en el aire como esa promesa de dos amigos, actualmente desconocidos, que proyectan su incomodidad en un: -Nos vemos pronto, sí. Conversaciones asépticas, sin fundamento –aunque por otro lado me pregunto si alguna vez las tuvieron- , que me temo que dejaré de recordar en el mismo momento en que cierre los ojos para intentar dormir bajo el manto de mi propia oscuridad.
Todos andamos por un camino de decadencia. Hace tiempo, casi sin darnos cuenta, dejamos atrás los maravillosos momentos de esplendor y ahora creo sentirme como un extraño deambulando por calles que no conozco. Buscando recuerdos y sensaciones lejanas, de malos recuerdos con buen sabor de boca.
Ya no existen las ilusiones porque producen un poco de asco. Dan como pereza y quedan en el aire como esa promesa de dos amigos, actualmente desconocidos, que proyectan su incomodidad en un: -Nos vemos pronto, sí. Conversaciones asépticas, sin fundamento –aunque por otro lado me pregunto si alguna vez las tuvieron- , que me temo que dejaré de recordar en el mismo momento en que cierre los ojos para intentar dormir bajo el manto de mi propia oscuridad.
Todos andamos por un camino de decadencia. Hace tiempo, casi sin darnos cuenta, dejamos atrás los maravillosos momentos de esplendor y ahora creo sentirme como un extraño deambulando por calles que no conozco. Buscando recuerdos y sensaciones lejanas, de malos recuerdos con buen sabor de boca.
Etiquetas: Dolor
1 Comments:
Tranqui, para lo poco que nos vemos no ha surgido ninguna ocasión semejante. De todas formas son las circunstancias del momento las que determinan cuando flota en el aire un mal "karma". Esos momentos en que piensas que hubiese sido mejor hacer cualquier cosa menos estar en ese sitio. Hay veces que no toca.
Y hay veces (afortunadamente las que más) que te alegras de poder compartir un buen instante con tus amigos. Y espero poder seguir haciendolo por mucho tiempo.
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