El Cementerio de las Palabras

Hoy de nuevo cerraremos los ojos esperando con devoción una nueva noche ártica y del negro más puro -no como el de la oscuridad sino como el del ébano-. Así nuestros pulmones se anegan en un sueño, que envenena y que sana. Sueños de noches árticas, que envenenan y que sanan. (Cierra los ojos. Escucha en la oscuridad como resuenan las cajas de música. Inténtalas parar.) Nacho Vegas

viernes, mayo 05, 2006

El Viaje


Como en todos los sueños, el lugar donde me hallo no es exactamente como en la realidad, pero sé donde estoy…. R. nos ha reunido brevemente para comentarnos que ha salido un nuevo cliente, muy importante –como todos, ya que no vamos sobrados precisamente- y que hay que acelerar la fabricación del prototipo para ya mismo. Muy bien, todos contentos –o con cierta indiferencia a estas alturas-.
R. me invita a pasar a su despacho –que es totalmente diferente, de hecho, no tiene ni puertas- y me comenta que he sido el “elegido” para llevar a cabo esta misión.
- ¿Qué? Pero si yo no hablo nada bien inglés…
Da igual, mi experiencia en Boston me avala y deposita plena confianza en mi buen hacer.
- Vale, ¿dónde hay que ir? ¿A Qatar, tú estás loco?
Encuentro vagamente la posibilidad de encontrar este país en un mapa gracias a los recuerdos de un juego de mesa, Petropolis, como el Monopoli pero comprando países y torres petrolíferas por todo el mundo a golpe de petropolis, la moneda universal. Pasé junto a S. todo un verano jugando en su casa porque lo habían operado de fimosis. El pobrecito era muy sensible a los atuendos que portaban las mozas para sofocarse el calor y se le saltaban los puntos a la mínima; no podía ni ver los anuncios de desodorantes…
- Estaré un par de días, ¿no? ¿Cómo que 15 días? ¿Qué coño voy a hacer 15 días en el puñetero desierto?
Total, que el cliente tiene que ver con unos pozos petrolíferos y la extracción del crudo y quiere cambiar de proveedor y nos ha elegido a nosotros para que le instalemos un prototipo. Claro, estamos hablando de un buen pedido si todo se confirma y en definitiva de un montón de dinero.
Acepto con mis reservas y pensando como se lo va ha tomar M. -Salto quántico-. Ya estoy en Qatar, en el aeropuerto, y me recibe una señorita de muy buen ver que resulta que va a ser mi intérprete y mi acompañante durante todos estos días. De arena no veo más que la que me he tragado con la ensalada en el avión, la ciudad es grandiosa, con rascacielos por todas partes y en el recorrido puedo distinguir una playa infinita a lo lejos, con su mar azul…. ¡Apelotante! Creo que voy a pasar 15 días a tope…
-Despertador-.

Como es lógico, lo primero que hice cuando llegué al trabajo fue mirar un mapamundi para ver donde carajo estaba Qatar…. justo enfrente de Irán ¡pues sí!

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